martes, 3 de junio de 2014

Una nueva y excelente fotografía de la CGT

Gracias a la gentileza de Josep Maria Galindo, participante activo en los foros del portal Forotrenes, hemos conocido una nueva y excelente fotografía del tranvía de vapor de Sarrià (CGT).
 
Si no me equivoco, la imagen está tomada en el paseo de la Bonanova, con la iglesia del mismo nombre en segundo plano. La foto es del fondo AFB y está atribuida a J. Anglada y se supone que es de aproximadamente 1900.
 
La locomotora que encabeza la composición es la número 4, una de las 12 unidades adquiridas a partir de 1888 a la firma Falcon tras el cambio de ancho de la línea y que sustituyeron a las fallidas locomotoras SLM.
 
 

 

miércoles, 16 de abril de 2014

23 de abril: presentación del libro de los tranvías de vapor de Madrid

El próximo día 23, festividad de Sant Jordi y día del libro, se hará la presentación del libro sobre los tranvías de vapor de la ciudad de Madrid, segundo volumen de la colección sobre los tranvías de vapor en España.
 
La cita será en el Museo del Ferrocarril en  Delicias a las 18h. Será un placer contar con vuestra asistencia a dicho acto y poderos saludar en persona.
 
Durante el acto se podrá adquirir dicho ejemplar con un 15% de descuento sobre el precio de venta habitual.
 
El programa completo de la noche de los libros se puede encontrar en el siguiente enlace.
 

miércoles, 12 de marzo de 2014

Las locomotoras Leonard Todd del tranvía de la costa (Santander)

Como anunciábamos en una entrada anterior, y con retraso con lo originalmente previsto (en parte motivado por la "acumulación" de proyectos bibliográficos; véase la página de libros en preparación de MAF), publicamos la entrada sobre las interesantísimas locomotoras construidas por Leonard Todd para el tranvía de la Costa (o de Ganadarillas) de Santander.


Historia

En relación con su volumen de población, Santander fue una de las ciudades españolas con una mayor densidad de tranvías de vapor, pues a lo largo de su historia, la capital cántabra contó con hasta tres líneas que usaron dicho sistema de tracción. Se da el caso que dos de las tres líneas conectaban la ciudad con la zona del Sardinero, al norte de la misma y muy frecuentada por bañistas y veraneantes debido a sus magníficas playas y a los diversos establecimientos turísticos y de salud (balnearios, casas de baños, restaurantes…) que allí se instalaron. Se trataba de los llamados tranvías de Gandarillas y del Pombo, mientras que la tercera línea era de tipo urbano (de hecho, su nombre era «Tranvía Urbano», si bien fue objeto de una extensa prolongación hasta Peña Castillo (para más información véase la excelente doble entrada dedicada a los tranvías de Santander en el blog Historias del Tren, de Juanjo Olaizola).

Cronológicamente, el primer proyecto que existió para construir un tranvía entre la ciudad y el Sardinero data de 1864, aunque hubo que esperar al llamado «tranvía de la costa» o de Gandarillas (por ser este el apellido de su principal promotor) para conectar ferroviariamente ambos núcleos.

Dicho proyecto fue presentado en 1872 por Pedro Ruiz Castellanos y Juan Manuel Morales García, domiciliados ambos en Madrid. El ancho de vía sería de 1.435 milímetros (posteriormente se reduciría a 1.400 mm) y la vía sería tendida con carriles de tipo Loubat con barras de 19 o 20 kilogramos per metro lineal. Aunque no había ninguna referencia explícita al sistema de tracción, éste sería mediante caballerías, aunque al cabo de poco tiempo, como veremos, se presentó la solicitud para su sustitución por locomotoras de vapor.

Tras obtener el visto bueno de las secciones tercera y cuarta de la Junta Consultiva de Caminos, Canales y Puertos el 9 de octubre de 1872 y del Negociado de Puertos el día 28 de ese mismo mes, el 3 de diciembre siguiente se aprobó el decreto de concesión así como el pliego de condiciones que debía regir la línea.

Diez días más tarde, el 10 de enero de 1873 la línea fue concedida, en la parte relativa a los terrenos de dominio público, a sus peticionarios por el rey Amadeo de Saboya, siendo publicado a continuación en la Gaceta de Madrid el pliego de condiciones que debía regir la misma.

Poco tiempo después de la obtención del permiso de la sustitución del motor a sangre por la tracción a vapor, los promotores de la línea transfirieron la concesión al empresario Santos Gandarillas y Udaeta, verdadero impulsor de la línea.

Vista parcial de la playa del Sardinero. Postal comercial. Colección del autor


Tras varias prórrogas, las obras prosiguieron normalmente y, finalmente, el 2 de octubre de 1874 se procedió al reconocimiento de las mismas por parte del Ingeniero Inspector encargado de la línea y del Ingeniero encargado del servicio marítimo, tras el cual se firmó, el día 20 de ese mismo mes, la consiguiente acta, paso previo a la autorización para la puesta en servicio del tranvía.

Debido a la fecha de finalización de sus obras de construcción, el tranvía no pudo ser inaugurado hasta la siguiente temporada de verano, entrando oficialmente en servicio en servicio el 24 de junio de 1875.


La cuestión del sistema de tracción. El fracaso de las locomotoras Todd

La primera referencia al cambio en el sistema de tracción de la línea, de las caballerías originalmente previstas al uso de locomotoras de vapor, la encontramos en el mes de enero de 1873, cuando la Gaceta de los Caminos de Hierro, reproduciendo la noticia publicada en un periódico local, afirmaba que el tranvía sería servido por «pequeñas locomotoras».

Hubo que esperar un par de meses para que la noticia sobre el cambio en el sistema de tracción se confirmase: el 5 de marzo de 1873, los promotores originales de la línea presentaron una instancia para la sustitución del sistema de tracción, de las caballerías establecidas en el proyecto original, al uso de las locomotoras de vapor «denominadas silenciosas de la invención de Leonard Todd de Inglaterra, toda vez que además de no ofrecer peligro alguno en la circulación ha sido ya autorizado por el municipio para la sustitución en la sección del camino comprendida en terrenos de la Municipalidad de Santander». Dicha petición fue finalmente autorizada el 28 de marzo siguiente.

A este respeto hay que hacer dos anotaciones importantes: en primer lugar, sobre la excepcionalidad de la fecha en que se realizó dicha solicitud, ya que constituye el primer intento de aplicar la tracción a vapor a un tranvía urbano español y, de hecho, pocas ciudades europeas habían ensayado o aplicado de manera regular este sistema de tracción mecánica. Sorprende, pues, no tan solo la solicitud por parte de los concesionarios, sino, y de manera especial, la respuesta positiva tanto del Ayuntamiento de Santander como, posteriormente, del Ministerio de Fomento, como veremos a continuación.

En segundo lugar, tal y como se verá de manera más detallada en el apartado de dedicado al material motor, la elección del citado constructor ―Leonard J. Todd― no deja de ser sumamente curiosa, pues se trataba de un fabricante casi «artesanal» con escasa experiencia en la construcción de locomotoras de vapor, y, de hecho, sus únicas realizaciones para tranvías fueron las unidades probadas ―existen dudas sobre su número exacto― en la ciudad de Santander, al parecer construidas en 1871 y que, por tanto, se erigen como una de las primeras locomotoras de vapor tranviarias construidas para una red europea.

El tranvía de Santander al Sardinero se convertía, así, en el primer tranvía español de tipo urbano en el que se autorizaba el uso de la tracción a vapor. 

Ello, sin embargo, no significa que en el momento de la inauguración de la línea, algo que como sabemos ocurrió en 1875, el sistema de tracción fuese el vapor, sino que, por el contrario, durante las temporadas veraniegas de 1875 y 1876 se usó la tracción mediante caballerías.

El motivo de este hecho hay que buscarlo en el fracaso que constituyeron las pruebas de las locomotoras de Todd que se realizaron durante el verano de 1874 y que podemos seguir gracias a la labor investigadora realizada por Manuel López Calderón en la prensa local de la época, especialmente en el periódico El Aviso.

A partir de dicha fuente sabemos, por ejemplo, que Gandarillas estuvo en Londres «para arreglar diferencias con el fabricante de las máquinas» y poco después, el 22 de julio siguiente, las locomotoras ―en número indeterminado, aunque lo más probable es que se tratara de tres unidades― llegaron al puerto de Santander. 

Las pruebas se iniciaron el día 29 de ese mismo mes e inicialmente se desarrollaron de manera satisfactoria, siendo objeto de elogios por la prensa local.

Sin embargo, pese a estos resultados iniciales satisfactorios, tan solo una semana más tarde leemos la voluntad de Gandarillas de introducir algunas modificaciones en la las locomotoras, al parecer, no contento con el resultados obtenidos.

Aunque no hemos podido confirmarlo, es probable que la necesidad de dichas modificaciones implicase el regreso de las locomotoras a Escocia para que fuese el propio constructor quien las llevase a cabo dado su envergadura. Por motivos que desconocemos, pero que podemos imaginar dada la complejidad mecánica de las locomotoras, lo cierto es que nunca más regresarían a Santander, poniéndose fin a esta interesante y pionera experiencia.


El constructor: Leonard J. Todd

El constructor elegido para el suministro de las locomotoras a usar en el tranvía de Santander fue Leonard J. Todd, de Leith (Escocia), opción realmente sorprendente por tratarse de un ingeniero sin, al parecer, experiencia previa en la construcción de locomotoras de vapor, aunque posteriormente diseñó un ómnibus de vapor para la línea de Edimburgo a Leith, con el nombre EDINBURGH y un locomóvil para carretera bautizado CENTAUR, así como diversos modelos de caldera vertical. 


Autobús de vapor para la línea de Edimburgo a Leith, diseñado por Todd. Fuente: The Engineer


Locomóvil CENTAUR, diseñado por Leonard Todd. Fuente: The Engineer


La relativamente abundante literatura existente sobre tranvías de vapor británicos coincide en afirmar que la locomotora fue construida (o por lo menos, diseñada) en 1871, información que, sin duda, ha trascendido de autor a autor. Sobre esta afirmación hay que hacer dos puntualizaciones: la primera se refiere al año de construcción, pues creemos que la fecha señalada hace referencia en realidad al año en que la locomotora fue diseñada, ya que, como sabemos, de hecho por aquellas fechas aún no se había presentado el proyecto de construcción del tranvía (algo que realmente sucedió en 1872), ni mucho menos se había decidido por dotar la línea de tracción mecánica (como acabamos de comentar, la solicitud en este sentido es de 1873). Por tanto, nos decantamos a pensar que la fecha exacta de la construcción pudiera haber sido, en realidad, 1873. Otra opción, que desgraciadamente tampoco podemos descartar ―aunque parece poco probable debido a los problemas surgidos durante las pruebas realizadas―, es que la locomotora no fuese adquirida nueva por el tranvía de Gandarillas y que en 1874 ya tuviera cierto uso previo, algo poco probable debido a su peculiar ancho de vía.


Las locomotoras

La otra cuestión a comentar hace referencia al número exacto de locomotoras que Todd suministró: aunque hasta ahora nos hemos expresado en el texto como si de una sola unidad se tratara ―y así lo afirman las obras británicas anteriormente citadas―, las informaciones publicadas en la prensa cántabra sobre las pruebas realizadas en 1874 nos permiten saber que el número de locomotoras enviadas a España fue de tres. Ello explicaría por qué los grabados conocidos de las unidades construidas por Todd muestran aparentemente una misma locomotora con dos nombres distintos: PRIMA DONNA y SANTANDER. Por razones obvias, nos decantamos a pensar que la primera denominación se refiere a la unidad primitiva construida por Todd (su nombre significa «primera mujer» en italiano), mientras que el nombre de la segunda nos remite ineludiblemente a la línea cántabra (desconocemos el de la tercera unidad, pero sería lógico pensar que pudiera llamarse SARDINERO, pues era relativamente habitual que la denominación de las primeras locomotoras de una compañía remitiesen a las dos localidades extremas unidas por la línea férrea en cuestión).

Gracias a los textos del propio constructor y a los numerosos grabados existentes ―que reproducimos aquí―, conocemos relativamente bien las características de las unidades enviadas a Santander.

Plano general de la locomotora. Colección autor

De rodaje 012T (algo realmente inusual, aunque en realidad en todos los esquemas conocidos la locomotora circulaba en posición invertida, para convertirse así en una 210T), fue concebida para evitar al máximo la emisión de ruido, humo y vapor, y «tiene grandes facilidades para ponerse en marcha y detenerse con rapidez». Estaba dotada de una caldera de gran capacidad de agua y con un hogar muy pequeño. En palabras del propio autor, 

La caldera y todos los forjados son de hierro Lowmoor, y siempre que sea posible, las superficies, incluso para las articulaciones del aparato de tracción, están templadas por cementación, pues todas las locomotoras de la carretera tienen que lidiar con una cantidad mucho mayor de polvo insidioso que cualquier otro motor ferroviario habitual. Las cajas de fuego son de cobre, ya que aunque son de pequeñas dimensiones, todavía son objeto de un intenso calor, y los tubos son de latón. El engranaje es mediante ruedas dentadas y la mayor parte de las piezas coladas metálicas son de acero. Los discos de las ruedas de conducción proceden de Arboga (Suecia), con neumáticos Lowmoor para ganar adhesión en lo posible en un carril de la calle resbaladiza, por lo que unido a su gran diámetro y el peso que llevan los hace correr un gran kilometraje. Las ruedas motores principales y del bogie son intercambiables con las ruedas de los coches; estas ruedas son igualmente discos Arboga. El cigüeñal hace 150 revoluciones a una velocidad de diez kilómetros por hora. Los cilindros no están encamisados. En estos motores se desea que los cilindros puedan estar siempre húmedos con la condensación, y por lo tanto, se quiere lubricar los pistones y las válvulas sin la gran cantidad de grasa que un cilindro encamisado caliente seco requiere.


Sección de la caldera. Colección autor


Las locomotoras estaban diseñadas para arrastrar dos coches de viajeros de dos pisos, con capacidad para 76 viajeros, por lo que su chimenea, practicable, se elevaba hasta los 4.394 mm y superar, así, la altura de los coches. Desconocemos si los coches también fueron probados en Santander o bien se usó la locomotora sola o remolcando cualquier otro tipo de coches.

 Gravado procedente del tratado de tranvías publicado por Clark (1881) en la que se aprecia una de las locomotoras Todd remolcando un coche de viajeros de pos pisos.

Como se ha comentado, las tres locomotoras construidas por Todd llegaron al puerto de Santander en el mes de julio de 1874 y tras unas primeras pruebas con resultados aparentemente satisfactorias, fueron devueltas al fabricante para hacerles reparaciones de cierta envergadura, práctica que creemos que no llegó a materializarse pues las locomotoras ya no volvieron a la Península. Desconocemos el final real de estas unidades, pero nos decantamos por pensar que ya no volvieron nunca más a circular, pues no hemos encontrado ninguna referencia sobre su uso en Gran Bretaña.






viernes, 22 de noviembre de 2013

Constructores (1): Saint Léonard (Lieja, Bélgica)

Como anunciamos en la entrada anterior, y con cierto retraso respecto de lo inicialmente previsto y deseado, con el presente artículo empezamos una serie dedicada a los principales constructores de locomotoras para tranvías. En ella pretendemos hacer un repaso histórico, gráfico y documental de los fabricantes de locomotoras para tranvías así como aportar listas de fábrica lo máxima completa posible de las unidades suministradas a todos los tranvías de vapor del mundo haciendo especialmente énfasis en las locomotoras suministradas a los tranvías españoles.

Iniciamos la serie haciendo una reseña sobre el constructor Saint Léonard, de Lieja (Bélgica). Hay que indicar que no se trata del fabricante que ha suministrado un mayor número de unidades para tranvías, pero el hallazgo de cierto material gráfico (gracias a la labor investigadora de Javier Fernández) y la singularidad de algunas de estas locomotoras nos ha hecho decantarnos por este constructor.


Placa ovalada del constructor, aunque uso otros diseños. Colección autor

El origen de la firma debe situarse el 13 de febrero de 1836, cuando Jean-Henri Régnier Poncelet, con el apoyo financiero del Banco de Bélgica, fundó en Lieja ( Bélgica) una fábrica de fundiciones y construcciones mecánicas, que pronto se especializó en las construcción de locomotoras para ferrocarriles y tranvías, construyendo su primera locomotora en 1840.

La fábrica conoció una época dorada a partir de 1865 cuando se ocupó el cargo de director gerente el Sr. J. H. Vaessen, hijo del fundador. Vaessen dejó el cargo en 1882. En 1911 la empresa compra nuevos terrenos en Ans donde construirá una nueva planta. La situación de bonanza económica de la compañía se truncó, sin embargo, en 1916 como producto de la ocupación alemana durante la Primera Guerra Mundial que, entre otras consecuencias, implicó importantes requisas en la fábrica.

Aún así, finalizada el conflicto, la compañía pudo rehacerse de la crisis y en 1922 participó con otros dos constructores belgas (Cockerill y Franco-Belge) en la creación de la nueva empresa Cegielski en Posnam (Polonia). 

Sin embargo, en 1927 se declaró la suspensión de pagos de la empresa y finalmente la empresa cesó definitivamente su actividad en 1932.

A lo largo de sus 96 años de historia, Saint Léonard construyó 1.966 locomotoras de vapor, que se pueden distribuir en tres grandes periodos:


  • 1840-1876 (37 años): 474 locomotoras de vapor.
  • 1877-1908 (32 años) 1.056 locomotoras de vapor, 4 de aire comprimido, 3 a baterías, 1 reconstrucción y un centenar de calderas.
  • 1909-1931 (23 años) 436 locomotoras, 154 calderas, 6 tanques y 1 barco.


  • En términos generales, y a excepción de algunas potentes locomotoras articuladas del sistema Mallet, la mayor parte de locomotoras construidas por Saint Leonard eran unidades de 2 y 3 ejes, para ferrocarriles secundarios y económicos (de todos los anchos de vía) y tranvías.

    La primeras unidades suministradas por Saint Leonard a un tranvía fueron tres locomotoras de ancho métrico para el tranvía de vapor de Turín a Rivoli en 1871 (números de fábrica 364-366), complementadas en 1873 por una cuarta unidad (número de fábrica 403). Desde entonces, se estima que el total de locomotoras suministradas a tranvías europeos alcanzó las 170 unidades, según se puede comprobar en la lista de fabricación adjunta.

    Lista de fábrica de las locomotoras suministradas por Saint Léonard a tranvías europeos. Elaboración del autor

    Como puede observarse, la mayor parte de la producción se destinó a los ferrocarriles vecinales belgas (SNCV), una densa red de tranvías y ferrocarriles rurales de anchos de vía de 1.000, 1067 y 1.435 existente en Bélgica. Entre ellas destacan las unidades con los números de fábrica 2.121 y 2.140 de 1929 y 1930 respectivamente, correspondientes a dos inmensas locomotoras tipo Garratt para vía métrica que presentaban la particularidad de estar dotadas con las protecciones típicas de las locomotoras tipo tranvía.

    Una de las dos Garratt tipo tranvía de la SNCV (clase 23). Colección G. Nève - Manel Álvarez


    Alzado y principales características de las locomotoras suministradas en 1898 para los tranvías de Tours (Francia). Catálogo del fabricante de 1903

    Alzado y principales características de las locomotoras suministradas en 1883 para los tranvías de Turín (Italia). Catálogo del fabricante de 1903

    Alzado y principales características de las locomotoras de la clase 9 de los SNCV (Bélgica). Catálogo del fabricante de 1903


    Parte de las locomotoras tipo tranvía construidas por Saint Léonard eran del "modelo Vaessen", llamado así en honor al que, como hemos comentado, fue director de la empresa durante 17 años. Un artículo publicado en 1878 en Gaceta de los Caminos de Hierro describía así este tipo de locomotoras:

    Lo que más preocupa hoy día á las empresas de tranvías es, sin duda alguna, la cuestión de la tracción; pues mientras hay quien afirma la conveniencia de los animales para dicho servicio, los hay que afirman lo contrario y son decididos partidarios de las locomotoras; no nos meteremos en esta discusión, y nuestro objeto es indicar los últimos adelantos sobre las máquinas destinadas á este servicio.

    El ingeniero mr. vaessen, Director de los talleres Saint Leonard en Lieja (Bélgica), acaba de ensayar, con buen éxito, si hemos de creer los datos que á la vista tenemos, una máquina para tranvías.

    Bueno será recordar, aunque sea ligeramente, las condiciones que se exigen en los tranvías. los municipios exigen: 1º. Que la parada sea rápida. 2º. Que no haga humo. 3º. Que no haga ruido. la compañía desea economía en la explotación, y por tanto, posibilidad de aumentar los beneficios. Y el público desea se pongan á su disposición medios de transporte, cómodos, rápidos, baratos y seguros.

    La máquina de Vaessen, según su inventor, cumple todas estas condiciones. Marcha con rapidez, sin humo y sin ruido, hasta el punto que es necesario conservar el silbato que en la actualidad usan los conductores de los tranvías; la parada es, al menos, tan rápida como en los coches de tracción animal; ningún olor desagradable despide, y ausencia completa de polvo negruzco que arrojan las chimeneas de las máquinas.

    Puede ir delante ó detrás de los coches, y en experiencias que se han hecho, arrastraba dos coches con más de cincuenta persona cada uno. La máquina puede pasar con suma facilidad por curvas de 9 metros de radio; esto depende del modo como el inventor dispuso las ruedas. la longitud de la máquina es un poco menor que la de los coches de nuestros tranvías, sin las plataformas. 

    Tiene, sin embargo, tres pares de ruedas. la parte delantera está sobre un par de ruedas dirigidas por un tren articulado, próximamente como el de los coches ordinarios; de modo que cualquiera que sea el radio de la curva, este par de ruedas se encuentra siempre en el eje del radio; la parte de atrás de la máquina se apoya sobre dos pares de ruedas acopladas muy próximas.

    El peso total de la máquina vacía no excede de 7.000 kilogramos, y 9.000 kilogramos cargada. La carga comprende próximamente 1.500 litros de agua y unos 300 kilogramos de carbón ó cok; su precio en la fábrica no llega á 3.000 duros.

    Un hombre basta para conducirla, pero conviene un fogonero ó ayudante. El consumo es próximamente de tres kilogramos de combustible y 20 á 22 litros de agua por kilómetro recorrido; lo que la permite,
    estando cargada, marchar durante seis ó siete horas sin nuevas provisiones.

    [...] El día 5 de septiembre de 1877 se hicieron experiencias por el ingeniero Vaessen en presencia de muchos ingenieros belgas y extranjeros y ante numerosas persones competentes en la materia. 

    La máquina con la que se hizo la experiencia, y que su inventor piensa enviar á la próxima exposición de París, tiene la forma exterior de un coche ordinario de tranvía; no es visible exteriormente ninguna pieza del mecanismo. está montada sobre seis ruedas, de las que cuatro están acopladas y tienen 0’65 m. de
    diámetro, con una separación de eje á eje de 0’80 m.; las otras dos ruedas pueden girar libremente en el eje, el que á su vez puede desplazarse, á fin que en las curvas quede en la dirección misma del radio. los cilindros tienen 0’15 m. de diámetro y los émbolos una carrera de 0’30 m. la caldera es tubular, con gran hogar, y está hecha para resistir nueve atmósferas efectivas.

    La máquina tiene un freno poderoso, de acción instantánea. La principal ventaja de esta máquina es el medio de que dispone para absorber el vapor y el humo. el vapor, después del trabajo que efectúa en los cilindros, se divide en tres partes: una parte sirve para activar el tiro; otra parte se escapa por un tubo circular con infinidad de pequeños agujeros, que está colocado en la caja de humos, contra la placa tubular. el vapor que se escapa por estos agujeros sirve para abatir el humo y las chispas, y se consume por el calor. la tercera parte se condensa en los depósitos de agua, atravesando unos serpentines. el agua condensada, á la que, según las necesidades, se añade una parte de la de los depósitos, es inyectada en la caldera por medio de bombas. 

    Todos estos servicios están arreglados por movimientos al alcance del maquinista, que va colocado delante de la máquina, á fin de ver perfectamente la vía. 

    La máquina está unida al coche por medio de un atalaje que impide los choques en caso de parada súbita. No produce ni ruido, ni humo, ni vapor, y se presta á todas las maniobras, tanto hacia delante como hacia atrás. Su fuerza es de 18 caballos, y su velocidad máxima de 20 kilómetros por hora en llano; en una pendiente que en ciertos puntos tenía de 52 á 53 milímetros, la maquina marchó con una velocidad media de 16 ½ kilómetros.


    Locomotora Vaessen tipo tranvía de 1877. Gaceta de los Caminos de Hierro (1878)


    Saint Léonard suministró un buen número de locomotoras para ferrocarriles de vía estrecha españoles, pero con destino a tranvías de vapor españoles suministró únicamente seis unidades:
    • Tranvía de Pontevedra a Marín (ancho de vía de 762 mm). Cuatro unidades, las dos primeras construidas en 1888 para la inauguración de la línea (números de fábrica 779-790), una tercera unidad en 1890 (número de fábrica 851) y la cuarta en 1904 (número de fábrica 1404). Numeradas en la compañía como 1 a 4, las dos últimas recibieron los nombres PONTEVEDRA y ESTRIBELA.
    Alzado y principales características de las locomotoras 1 y 2 del tranvía de Pontevedra a Marín. Eran idénticas a cuatro unidades suministradas a la ciudad de Messina en 1889 (ancho 950 mm). Catálogo del fabricante de 1903

    Alzado y principales características de la locomotora 3 del tranvía de Pontevedra a Marín. Se supone que la número 4 era gemela a esta unidad. Catálogo del fabricante de 1903
    • Tranvía de Madrid a Vallecas (ancho de vía de 1.000, tras la reconversión de ancho). Dos unidades, construidas en 1891 con los números de fábrica 901-902. En este punto es necesario aclarar una confusión que se ha venido repitiendo a lo largo del tiempo: en algunas obras consultadas, se apunta que la nº 13 era la conocidísima locomotora GUIPUZCOA (la nº 6 del ferrocarril Vasco-Navarro que en la actualidad se conserva en el Museo Vasco del Ferrocarril). Dicha confusión creemos que es causada por tratarse de dos unidades del mismo rodaje (030T), construidas por la misma empresa (Saint Léonard) y con número de fábrica similares (902 frente a 920). Se trataba de dos unidades convencionales de rodaje 030T, sin las protecciones propias de las locomotoras tipo tranvía. Las dos locomotoras, en 1908 ya tiempos de la CMU, recibieron los números 12 y 13, aunque algunas informaciones encontradas parecen indicar que en esa fecha pudieran no estar en disposición de prestar servicio.
    Alzado y principales características de las locomotoras 12-13 del tranvía de Madrid a Vallecas. Catálogo del fabricante de 1903

    El autor agradece cualquier información que pueda ampliar, rectificar... lo que se ha comentado en este post.

    jueves, 26 de septiembre de 2013

    Presentación "Los tranvías de vapor de la ciudad de Madrid"

    El pasado miércoles 4 de septiembre se presentó el libro Los tranvías de vapor de la ciudad de Madrid en el Museu del Ferrocarril de Catalunya. Publicamos aquí un video con el resumen de dicha presentación así como el enlace con el powerpoint utilizado.



    Enlace al PPT de la presentación: http://issuu.com/museuferrocarrilcatalunya/docs/presentacio_llibretranvies_setembre